RUINAS GRIEGAS DE PAESTUM (ITALIA)

PAESTUM

El viaje está llegando a su fin, y hoy nos vamos a ir a visitar Paestum,  una antigua ciudad griega, que aunque posteriormente fue romana, sigue manteniendo muchos de los templos griegos del s. VII a.c. que ya tienen mas de 2600 años. Los griegos la fundaron con el nombre de Posedonia y posteriormente los romanos le pusieron el actual nombre de Paestum.
Desayunamos y nos vamos en coche hacia el sur de Italia, en dirección a Salermo. Hay 2h de viaje y unos 100km de carreteras no muy buenas.
Sin mucho trafico llegamos según lo previsto y nos disponemos a comprar los tickets para entrar al centro arqueológico. Entramos primero al museo, que se encuentra en un edificio adjunto. Está lleno de tumbas griegas del s. VII a.c. También hay pedazos de paredes con unos frescos espectaculares y muy bien conservados a pesar del paso del tiempo.
El museo no es muy grande y nos vamos en seguida a ver el centro arqueológico, con 3 templos griegos y algunos restos de edificaciones romanas.
Lo primero que encontramos es el Templo de Atenea, es impresionante lo bien que está conservado.

Los peques posando en el Templo de Atenea

Templo de Atenea (S, VII a.c.)



Después de inmortalizarlo nos vamos hacia el sur que están los otros dos templos, uno de ellos es la joya de este centro arqueológico.
Cruzamos por ruinas de una acrópolis romana que no están tan bien conservadas como las griegas, pasamos por el circo, gimnasio, foro, teatro... En fin, todos los edificios típicos de una ciudad del Imperio de la época.

Teatro de la Acrópolis Romana



Seguimos caminando y llegamos al Templo de Hércules, es increíble, tanto por su belleza como por su tamaño y su increíble estado de conservación. Puedo decir que la fotografía no es fiel a lo que en realidad tenemos delante de nuestros ojos: es espectacular.

 Templo de Hercules s. VII a.c.

Ligeros Viajeros con el Templo detrás

Nos dejan entrar dentro del templo y es increíble, te das cuenta de las dimensiones que tiene. Después de inmortalizar el templo, pasear por él y descansar un poco nos vamos al tercer templo, el de Hera.
La verdad que habiendo visto el de Hércules, este pierde un poco de espectacularidad ya que es bastante más pequeño y no está tan bien conservado.

Interior del Templo de Hércules

Templo de Hera (s. VII a.c.)


Seguimos paseando por las ruinas y nos vamos a comer a una pizzería de la zona. Pedimos unas "bruschettas" espectaculares y unas pizzas. La verdad que Italia nos encanta y uno de los puntos fuertes es su gastronomía. Una simple pizza Napolitana con solo tomate, mozzarela y albahaca esta tremenda. En esta zona son típicas las granjas de búfalas, con cuya leche se fabrica el queso más famoso de Italia.

Una increíble bruschetta

Después de comer nos vamos para Piano. Pero pasando cerca de la costa Amalfitana, hipnotizados por su preciosidad, decidimos visitar otro pueblo de esta pequeña pero increíble costa: Vietri sur Mare. Es un pueblo como el resto de la Costa Amalfitana, metido en los acantilados, con el precioso Mediterráneo de un azul intenso de fondo. 
La verdad es que el pueblo es menos atractivo de la costa Amalfitana. Quizá se porque como el acceso es mucho más sencillo que el del resto de los pueblos, está un poco más explotado y tiene menos encanto. Aún así, paseamos y nos quedamos en el puerto un rato a descansar y los peques juegan en un parque en la misma playa. Disfrutamos de las vistas durante un rato y nos vamos a Piano de Sorrento.
 Playa de Vietri sur Mare
Judit en la parte alta del pueblo



A la vuelta hay un poco de trafico para entrar a la península Sorrentina, justo llegamos al centro del Golfo de Nápoles, a una zona con un acantilado espectacular y decidimos pararnos a merendar contemplando la puesta de sol. El lugar es espectacular y promete una puesta increíble.
Efectivamente, el sol comienza a bajar, y todo empieza a ponerse de un color anaranjado. Tenemos delante el golfo, con la isla de Capri al fondo, a la izquierda la península Sorrentina y a la derecha Nápoles. El sol está cayendo entre Capri y Nápoles, justo en el centro, y está muy cerca ya del la linea que une el cielo y el mar.
He visto numerosas puestas de sol, muchas de ellas idílicas, pero creo que esta es una de las más bonitas que hemos visto en nuestras vidas. Incluso los niños están maravillados. Aleix, de vez en cuando, suelta un "wow", y se queda con la boca abierta, al igual que nosotros, ante tal maravilla de la naturaleza.

Puesta de sol en el Golfo de Napoli


Después de disfrutar de esta atracción natural, nos vamos a la casa de Piano a descansar y cenar algo de pasta.
Al día siguiente hacemos maletas y damos un paseíto para despedirnos de la zona. Sobre media mañana cogemos el coche y nos vamos dirección a Civitacechia, que es donde cogeremos el barco para la vuelta a Barcelona. El viaje transcurre sin problemas y unas horas antes de la salida estamos ya para embarcar. 
El embarque se hace rápido y una vez dentro aprovechamos para cenar unas pizzas que compramos para llevar en Sorrento. Después de cenar nos vamos a descansar a nuestro camarote, que ha sido una semana intensa.
Italia nos encanta. Ha sido un viaje increíble y también muy enriquecedor, tanto a nivel cultural como a nivel familiar. Hemos pasado mucho tiempo los 4 juntos y es una de las cosas que más disfruto en los viajes.
Estos días hemos conocido a mucha gente, hemos conversado con ellos y también hemos aprendido mucho. Con la dueña de la casa de Piano de Sorrento, mantuvimos grandes conversaciones que incluso nos hicieron estrechar lazos con ella. Ella se portó genial con nosotros, nos regaló 2 botellas de Limonccelo, huevos de Pascua a los niños y muchos caramelos y bombones. Cada día nos preguntaba si todo estaba correcto, y en el jardín hablábamos de nuestras vidas. Quiero desde aquí mandar un saludo a Antonella y recomendar su casa en Piano de Sorrento a todo el que se desplace a esa zona. Nosotros seguro que volveremos a  su casa en un futuro, ya que hemos pasado unos días geniales.
Una de las cosas que me llevo de este viaje, es la relación que tienen Leire y Aleix, a pesar de la diferencia de edad y de sexo, el uno al otro se complementan de una manera impresionante. Juegan, se enfadan, se cogen, corren o se persiguen, pero lo más importante es que se les ve felices, se necesitan. Yo creo que cuando viajan a otro país, se ven más vulnerables y el tenerse el uno al otro les hace sentirse más seguros. 
Cuando viajamos, intentamos que todos participen en las decisiones, todos aportamos nuestro granito de arena para que todo salga a la perfección, y los peques a pesar de su corta edad se comportan con una responsabilidad absoluta.
Se nota también que van creciendo y cada vez disfrutan más de las visitas. Puedo afirmar que el viajar les está haciendo responsables, tolerantes con gente diferente a ellos, y sobre todo, a crecer sin prejuicios. Y es que viajar es descubrir que todos están equivocados sobre los otros países.

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